La mayoría de la gente me conoce únicamente como un hotelero apasionado del “Preidlhof” de Naturno, un hotel familiar. Muy pocos saben que en realidad soy agricultor de formación y que estudié en la Escuela de Fruticultura, Viticultura y Horticultura de Laimburg. Hoy en día, nuestro encargado Florian se ocupa profesionalmente de los manzanos Royal Gala y Ambrosia en Naturno, pero las reuniones conjuntas varias veces a la semana me recuerdan –a menudo con nostálgica melancolía– la época en que, con veinte años, heredé los huertos de mi padre. En aquel entonces, el “Preidlhof” no era más que una pequeña pensión con veinte camas, en la que ayudaba solo de vez en cuando, y no el hotel de lujo de 5 estrellas que es hoy.
Durante más de diez años, la agricultura fue mi principal ocupación, hasta que el sector de la hostelería absorbió cada vez más a mi familia y a mí. Sin embargo, nunca quisiera perder el estrecho vínculo con la agricultura, un lazo que hoy, gracias al cultivo biológico, se siente aún más fuerte que antes.
También nuestros huéspedes son entusiastas amantes de las manzanas del Val Venosta, tanto en su forma cruda recién cogida del árbol, como en su versión elaborada: strudel de manzana, chutney de manzana, mermelada de manzana con canela y el aguardiente “crujiente al beber” “Preidlers Jonagold” forman parte habitual del menú. Los huéspedes se interesan activamente por el método de cultivo y la protección de las plantas. Especialmente mis dos hijas se entusiasman dando explicaciones detalladas. Ellas también han caído bajo el hechizo de la agricultura, una pasión documentada en los libros parroquiales transmitidos de la “casa junto a la iglesia en el jardín Preidl”. Con toda probabilidad, fue cultivada con esmero por el sacristán de la época y se remonta probablemente hasta el siglo XI.
Hace algunos años, el paso a la agricultura biológica marcó sin duda un hito en la historia de la finca. Nuestros huertos forman, en el fondo del valle de Naturno, una superficie continua, en la que en el futuro se prevén otras variedades como Natyra y Bonita. Todo ello siguiendo la tradición del sacristán medieval, que ya en el antiguo “jardín Preidl” practicaba la veneración por la naturaleza generosa y versátil.
www.preidlhof.com
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