Andrea, ¿cómo llegaron a dedicarse al cultivo de frutas?
Nuestro huerto en Prato ha pertenecido a la familia de mi esposo durante mucho tiempo, y no queríamos renunciar a lo que había construido mi suegro. Dejar el terreno sin cultivar no era una opción para nosotros. Así que convertimos nuestra pasión en un hobby y ahora cultivamos el huerto con árboles de albaricoque y pera a tiempo parcial.
¿Por qué eligieron la agricultura ecológica?
Ya mi suegro trabajaba de forma muy natural, pero nunca realizó toda la burocracia necesaria para la certificación. Mi esposo y yo decidimos dar el paso hacia lo ecológico por convicción propia. Yo misma provengo de una familia agrícola y mi hermano es agricultor ecológico, así que nos da muchos consejos útiles. Nuestros hijos también están entusiasmados: en la escuela, y junto con su padre, construyeron hoteles para insectos que ahora están colocados en nuestro huerto.
Además de albaricoques para el consumo propio, también cultivan peras. ¿Qué tiene de especial esta fruta?
Elegimos las peras porque son más fáciles de cultivar que las manzanas o los albaricoques. La carga de trabajo es manejable para nosotros, incluso si no siempre estamos en el lugar. Las peras son un producto de nicho que hemos perfeccionado para nuestro propio uso. Gracias al clima soleado del valle de Vinschgau, los frutos desarrollan una dulzura especialmente suave y un sabor excelente.
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