La granja Ascherhof de mi familia se encuentra a 550 metros sobre el nivel del mar, entre los pueblos de Plaus y Algund. Fue mi bisabuelo quien la adquirió; en aquel entonces, su familia se dedicaba a la ganadería y al cultivo de cereales.
Con el tiempo, se incorporó el cultivo de manzanas, que acabó convirtiéndose en la única fuente de ingresos.
Mis padres adoptaron la agricultura ecológica hace muchos años, y hoy yo continúo gestionando la finca bajo ese mismo enfoque.
Los huertos de Red Delicious, Royal Gala y Golden Delicious están todos muy cerca de la granja. Los árboles jóvenes de la variedad Cosmic Crisp® darán su primera cosecha dentro de algunos años.
La poda de los árboles en invierno y la recolección de manzanas en pleno verano son tareas que realizamos entre mi padre y yo. Durante la cosecha, también colabora mi esposa, y nuestra pequeña hija ya observa con curiosidad la actividad en los huertos. Le encanta, especialmente, explorar la diversidad del biotopo junto a nuestros campos: allí se pueden ver ranas, cañas que sirven de refugio para insectos y sus larvas, y libélulas que fascinan con sus acrobacias aéreas mientras se alimentan de plagas.
El agua del estanque es muy limpia y proviene de un pequeño Waal, un antiguo canal de riego del valle Venosta, que transporta agua directamente desde una fuente situada en lo alto de las montañas, alimentada por manantiales y el deshielo.
Pronto tengo previsto transformar todo nuestro sistema de riego en riego por goteo, utilizando esta agua cristalina y saludable. De este modo, podremos aprovecharla de forma mucho más eficiente y regar los manzanos con mayor precisión.
En el valle Venosta disfrutamos de más de 300 días de sol al año, pero las lluvias son escasas. Por eso, los agricultores tenemos que gestionar el agua —ese recurso vital— con mucho cuidado. En este contexto, contar con huertos diseñados de forma innovadora es, sin duda, la opción más inteligente.
Como barrendero de chimeneas, todavía tenía mucho que aprender sobre agricultura. Especialmente en la agricultura ecológica, se requiere un conocimiento profundo. Asistí a muchos cursos y participé en numerosas caminatas por el campo con expertos.
El método de cultivo basado en principios ecológicos me resulta muy satisfactorio: todo parece más armonioso y el ambiente en los huertos es ideal.
Para nuestra producción de mermelada cultivamos algunos albaricoqueros, y con nuestras manzanas elaboramos jugo turbio de manzana.
Siguiendo la tradición de mi bisabuelo, aún mantenemos algunos animales en la granja: dos burros, cuatro ovejas y dos cabras. Junto con los pollos y gansos, conservan el encanto rural de antaño.
El fresco viento del valle Venosta también aporta un agradable respiro durante los cálidos meses de verano. En la granja ecológica Ascherhof, me alegra haber seguido los pasos de mis padres.
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