Mi historia
El “Rungghof” en Sluderno incluye praderas para forraje a 1.300 metros de altitud donde pastan nuestras 7 vacas, y huertos de manzanos con las variedades Golden Delicious, Red Delicious y Topaz a unos 950 metros sobre el nivel del mar. El producto saludable de nuestras vacas es leche de heno orgánica de gran valor, mientras que el de nuestros huertos son manzanas biológicas aromáticas del paraíso frutal de Val Venosta. La finca está en manos de mi familia desde hace cuatro generaciones. Todos hemos aprendido a trabajar al máximo las empinadas laderas con cultivo en terrazas. Esto significa que la mayoría de las tareas se realizan manualmente, sin ayuda de maquinaria. Sin embargo, esta inclinación extrema también tiene una gran ventaja: puntualmente hacia las 11 de la mañana, el viento del Vinschgau acaricia nuestros campos con una suave brisa del norte en dirección al Rey Ortler, evitando así cualquier acumulación de humedad. Durante la floración, tampoco necesitamos riego antiheladas, ya que siempre corre una brisa ligera que impide que el frío se acumule durante horas como en las zonas llanas. Combinado con suelos de grava, arena y humus fértil, nacen así manzanas bio de máxima calidad.
Cada día en el “Rungghof” es diferente. Como agricultor a tiempo parcial, me levanto a las 5:30 cada mañana, ordeño las vacas, mi padre lleva la leche fresca al punto de recogida, y después del desayuno voy al huerto o a mi trabajo de oficina en una empresa maderera. Por la tarde, ordeño nuevamente las vacas, quizás después de haber abonado el huerto con fertilizante orgánico de nuestro propio establo.
Si esta vida no me gustara, probablemente no sería capaz de llevarla. Los días son largos e intensos, pero mis diferentes ocupaciones se equilibran entre sí y me aportan el balance que necesito personalmente. Por ejemplo, disfruto mucho el momento de la poda: pongo la radio, trabajo tranquilo y siempre miro con optimismo hacia el futuro.
Me considero afortunado porque mi esposa comparte plenamente mi ritmo de vida y se entusiasma preparando compota, strudel, jugo y muchas otras delicias con nuestras manzanas. No descartamos iniciar nuevos proyectos agrícolas, como el cultivo de hortalizas bio. Las patatas, por ejemplo, crecerían espléndidamente en nuestros suelos y se beneficiarían de las condiciones naturales del entorno alpino de Val Venosta.