Nuestro “Egghof” se encuentra en Marein, una localidad bañada por el sol y perteneciente a Castelbello, en el Val Venosta, al sur del río Adigio. Desde hace cuatro generaciones aquí se practica la agricultura. Las variedades de manzana Golden Delicious, Ambrosia, Royal Gala, Stark Delicious, Braeburn y Cosmic prosperan en el fértil cono de deyección.
Cuando asumí la finca de mi padre, pasé inmediatamente a la producción ecológica. Mi padre siempre me había dado mucha libertad en la gestión de la finca, incluso cuando aún no estaba al frente tomando las decisiones importantes. Ahora que soy padre de tres hijos, comprendo bien cómo se sintió él al delegar cada vez más responsabilidades a la nueva generación. Mis hijos aún son pequeños, pero algún día tendrán que tomar decisiones importantes – quizá incluso más trascendentes que la conversión a ecológico. Por ahora, lo ecológico es la dirección de futuro que he elegido y que también debería influir positivamente en su crecimiento. Tendrán que aprender el arte de la observación, tal como yo debo conocer bien cada árbol para que produzca frutos sanos y hermosos. En el manzanal siempre pasan cosas interesantes y los niños nunca se aburren. Lo que les gusta de las mariquitas cazando pulgones, o de las avispas parasitoides y tijeretas buscando pulgones lanígeros, me resulta tan fascinante como a ellos. Los niños entienden rápidamente que la lana del pulgón lanígero deja manchas feas en la fruta y que, si chupa de brotes, yemas o frutos, no es algo que queramos. Así desarrollan de forma intuitiva un sentido de lo que debe fomentarse en el manzanal y lo que debe evitarse.
Cada día entro en el manzanal con una sensación de satisfacción. A menudo tengo que aceptar que no todo puede ni debe ser perfecto. El tronco y las hojas podrían verse a veces mejor, pero en la producción ecológica conviene dejar de lado el impulso humano de un orden perfecto. La perfección en lo ecológico se manifiesta en la biodiversidad, en la competencia armoniosa entre plagas e insectos beneficiosos y en las medidas que adoptamos los agricultores para favorecerla. Eso es lo que hago yo en mis manzanales, lo que hace mi padre en su “viñedo de aficionado” con Lagrein y Vernatsch, y lo que espero que hagan mis hijos cuando sean lo suficientemente mayores para apreciar conscientemente esta sensación de satisfacción interior.
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