Como nuestra finca se encontraba antiguamente junto a la iglesia de San Nicolás en Laces, mi madre la llamó “Nikolaushof”. Así, el vínculo con la iglesia románica del siglo XIV sigue presente todavía hoy. Antes de pasarme a lo ecológico, le di a mi hijo Hannes el tiempo para finalizar con éxito su formación en la escuela agrícola. Después nos pasamos de inmediato juntos a la agricultura ecológica. En nuestro equipo familiar de padre e hijo somos muy dados a experimentar. Esto se refleja en nuestra gran pasión por la agricultura y en las ocho variedades de manzanas que cultivamos: Golden Delicious, Red Delicious, Royal Gala, Pinova, Cosmic Crisp, Envy, Kissabel y Ambrosia. Esta última es en este momento nuestra favorita, tanto por su aspecto como por su sabor. Además, también hemos tomado cariño a la pera Williams, que cultivamos en pequeñas cantidades. Gracias a esta diversidad de variedades, nuestro periodo de cosecha se prolonga mucho – y eso es muy positivo.
Nuestra mayor atención se centra en nuestro capital más valioso: el fértil suelo del Val Venosta. Los análisis regulares del suelo y solo el abono estrictamente necesario garantizan que siempre tenga suficiente “energía” para los árboles. Apostamos por un crecimiento lento, porque el rápido solo produce demasiado follaje y, en consecuencia, demasiada superficie de ataque para las plagas. A menudo los prados no se abonan durante muchos años y aun así tienen suficiente energía para dar frutos grandes y sanos. Para nosotros, ecológico es sinónimo de producción de tipo “slow food”. Muchos trabajos manuales siguen dando los mejores resultados. El aclareo manual en primavera regula el crecimiento de forma profesional para que no maduren demasiadas manzanas en un mismo árbol. Así, año tras año afinamos nuestros conocimientos, para que cada árbol dé la cantidad justa de magníficas manzanas sin verse sobrecargado. Con el tiempo se desarrolla una sensibilidad para saber cuántas frutas puede dar cada árbol sin agotarse.
También mi hijo Hannes encuentra lo ecológico más interesante que otros métodos de cultivo y me da la razón cuando a veces le aconsejo tener paciencia. Hay que saber esperar a ver qué hace la naturaleza. Si, por ejemplo, aparece el pulgón lanígero, confiamos en el insecto auxiliar, la avispa Aphelinus mali. La hembra deposita sus huevos en las larvas de los pulgones, las parasita y evita así que la población se dispare. Todo esto requiere tiempo – la naturaleza nos exige paciencia. De la misma manera, hay que darle al suelo tiempo para desarrollarse lentamente. Es un organismo vivo, que se ha vuelto aún más vital desde que nos pasamos a lo ecológico. Vivo es también el constante intercambio de conocimientos entre Hannes y yo cuando hablamos de nuestro tema favorito: nuestra profesión soñada, ser agricultores en el alpino Val Venosta.
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