Vuestra finca se encuentra en una zona muy especial de cultivo en el valle de Vinschgau. ¿Puedes contarnos más sobre ella?
Nuestra pequeña plantación de manzanos forma parte de una finca cerrada y está situada en medio de la zona agrícola conocida como Schneewinkel, en Silandro, que abarca unas 50 hectáreas. Allí hay muchas plantaciones de manzanos gestionadas de forma ecológica. Desde 2019, Schneewinkel acoge un proyecto piloto dedicado a la protección y fomento de la biodiversidad.
Ya en 2016, junto con muchas otras fincas, nos convertimos al cultivo ecológico, también para no perjudicar a los agricultores bio vecinos.
Cabe añadir que cultivamos manzanas de forma paralela a nuestras profesiones: queremos mantener viva una tradición familiar. Mi hermana es agrónoma, yo soy abogado y mi mujer enseña italiano. A todos nos encanta trabajar en la plantación de forma respetuosa con la naturaleza. Desde la poda hasta el aclareo y la cosecha: casi todo lo hacemos nosotros mismos.
¿Cuál es, para ti, el valor añadido del cultivo ecológico?
La agricultura ecológica nos permite producir alimentos buenos y saludables, respetando la naturaleza.
Y podemos basarnos en el trabajo de pioneros valientes que, hace décadas, desarrollaron alternativas con la agricultura ecológica – incluso siendo criticados o ridiculizados en sus inicios. Hoy les debemos mucho.
Me gusta llevar a mis dos hijas pequeñas a los manzanos. Me da tranquilidad saber que crecen en un entorno sano.
¿Tuvo la conversión al ecológico un impacto en tu vida cotidiana?
Sí, sin duda. Empecé a pensar de forma distinta y a actuar con más conciencia.
Como consecuencia lógica, también convertimos la finca familiar a ecológica.
En vez de césped inglés plantamos un prado de flores para las abejas – y, sinceramente, me gusta más así que un césped perfecto.
Además, trabajar al aire libre es un gran equilibrio con mi profesión y me conecta con la tierra.
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