Desde hace generaciones, nuestros huertos de manzanos están en manos de la familia. Como se cultivan como una actividad secundaria, se requiere la colaboración activa y dedicada de todos los miembros de la familia. Mi marido, nuestros tres hijos y yo contamos con el valioso apoyo de nuestro encargado de la finca, Joachim. “Juntos” es por eso la palabra clave en nuestra explotación. Solo así los manzanales reciben la atención que necesitan y merecen. Solo así la naturaleza en nuestros prados puede producir la fruta aromática por la que el paraíso de las manzanas de Val Venosta es tan famoso.
Para nuestra familia, lo ecológico es presente y futuro, que imaginamos progresivamente moderno y al mismo tiempo sostenible y verde. Tras la conversión a ecológico, observamos muchos más nidos naturales de aves, ocupados con huevos o polluelos. También vemos las simpáticas y beneficiosas mariquitas – conocidas por los coloridos envases de manzanas del Val Venosta – en el jardín de flores, en la huerta y, sobre todo, en el manzanal. En resumen, en todos los lugares donde estos insectos beneficiosos pueden vivir en armonía con los agricultores trabajadores y con la naturaleza misma.
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