Nuestra granja está situada a una altitud de 550 metros y somos el primer productor de manzanas de Val Venosta en términos geográficos según se viene del este. Cuando trabajamos en nuestros huertos y viñedos disfrutamos de vistas panorámicas de la ciudad termal de Merano y del Castillo Tirol. Mi mujer Steffi y yo somos la tercera generación en llevar la granja. Los bosques que nos rodean ofrecen protección de un modo u otro, lo cual es una ventaja tanto para nuestras áreas de producción como para los diferentes animales, como los zorros, martas, tejones y águilas ratoneras.

Estamos muy cerca de la ciudad de Merano y al mismo tiempo en medio de la naturaleza. La continuidad es muy importante para nosotros. Por ejemplo, seguimos utilizando el sistema de pérgola en viticultura y producimos principalmente variedades de manzanas muy tradicionales. La situación soleada de nuestras granjas nos da la oportunidad de trabajar con energía solar que se produce y almacena in situ. A los dos nos gusta combinar la tradición con nuevos conocimientos y nos hemos contagiado mutuamente el amor a la naturaleza. Mi mujer sueña con llegar a ser apicultora. Hasta que su sueño se haga realidad, es feliz atrayendo a muchas abejas diligentes con su pasión por las flores y hierbas. Las flores de lavanda, albahaca, fenogreco, caléndula y muchas otras plantas son como imanes para las abejas que son, sin ninguna duda, indispensables para la agricultura.

Hago mis propios vinos Sauvignon y Cabernet, mientras que la cooperativa se encarga de almacenar y vender mis sabrosas manzanas. Estamos especializados en lo que podemos hacer mejor y en lo que estamos convencidos. Para nosotros, el camino correcto es lo ecológico. otros han sido los primeros en esta senda y estamos agradecidos de que hoy podamos andar en ella. Siempre tenemos un as guardado en la manga aquí arriba por encima de la amplia y soleada Fossa di Tel. La naturaleza lo ha hecho muy bien aquí donde el río Adigio desciende en dirección a Merano.